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Naiara García

Carta de la ansiedad para ti



¡Hola!


Soy la ansiedad, no te asustes… vengo en son de paz, por cierto, ¿por qué te asustas tanto ante mi presencia? Ya sé que te sientes horrible cada vez que aparezco, que te desesperas y quisieras mandarme a volar… sé que si pudieras me matarías, sobre todo porque crees que soy yo la que te quiere matar o hacer daño, pero créeme, si no te he matado ya, no lo voy a hacer ahora. No estoy aquí para eso, creo que ya te lo he demostrado, cada vez que llego a tu cuerpo, te asusto por un momento, pero al final del día… ni te he matado, ni te has vuelto loco.

La verdad es que aparezco y te hago sentir todo eso porque no he logrado encontrar otra manera de hacerme escuchar por ti, estabas tan ocupado tratando de ser exitoso, productivo y de demostrarle a los demás que eres digno de ser amado… que no escuchabas mis pequeñas señales.

¿Recuerdas esa vez que te dio un dolor de cabeza? ¿O cuando tuviste insomnio por más de 2 horas? ¿O tal vez ese día que sin razón aparente te soltaste a llorar? Bueno, pues todas esas veces era yo tratando que me escucharas. Pero no lo hiciste, seguiste con tu ritmo de vida, seguiste con tu misma manera de pensar… Entonces intenté algo más fuerte, hice que te temblara el ojo, que se te taparan los oídos, que te sudaran las manos… pero tampoco me hiciste caso.

Aunque entre tu y yo, los dos sabemos que sentías mi presencia, por eso cuando te quedabas tranquilo o era momento de estar solo, te empezabas a poner nervioso, como si algo te impidiera quedarte quieto. Te desesperabas, porque no “entendías” con tu mente racional lo que estaba pasando, y claro, con tu mente racional no me ibas a entender. Así es que por eso me he rendido y he decidido escribirte.

La verdad es que te felicito si estás leyendo esto, porque significa que por fin tienes el valor de escucharme, de créeme. Nadie mejor que yo sabe de tu gran habilidad para evitarme y salir corriendo, huyendo de mí como huyeras de un monstruo en un bosque oscuro. Como todas esas veces que te distraes embobando con horas y horas de televisión, viviendo vidas de otras personas que ni conoces para no tener que enfrentarte a la tuya que no te gusta. O esas veces que con un par de cubatas lograbas adormecerme; y ni qué decir de esas otras substancias que más allá de adormecerte, te alejan de esta realidad que no quieres enfrentar.

Pero bueno, espero que ahora estés listo para enfrentar tu realidad y escucharme por fin. Espero que estés preparado para enfrentar la verdad de tu vida y de ti mismo tal y como eres, sin máscaras, sin atajos, sin pretensiones.  Así es que aquí van las cosas como son: Lo único que llevo tratándote de decir todo este tiempo, es que ya es tiempo de evolucionar, necesitas hacerlo, no hay otra. Necesitas crear cambios profundos dentro de ti, pues por alguna razón, no estás disfrutando de tu vida y no te sientes pleno. Quiero ayudarte a recuperar esa plenitud que vive dentro de ti. Estoy aquí para ayudarte a ver precisamente qué te impide contactar con tu sentido de vida, con tu pasión por vivir, con tu alegría y con tu verdadero ser, que es tu esencia.

Cada vez que yo aparezco, es porque por ti mismo no te has dado cuenta que no estás siendo pleno y feliz, así es que si vuelvo a aparecer, no te asustes… mejor agradéceme que he llegado y escúchame. Si realmente me escuchas, no tardarás en hacer los cambios que necesitas, los harás de inmediato. Aunque claro, eso si realmente quieres sentirte bien de nuevo. Sé que por un lado quieres, pero a la vez quieres seguir en tu confort, en tu comodidad por vivir con lo “conocido”, aunque eso te haga daño.

Prefieres seguir buscando la aprobación y aceptación de los demás, haciendo hasta lo imposible por llamar su atención; buscando seguridad en otras personas menos en ti mismo; prefieres que los demás sean responsables de ti, y te entiendo, todos quisiéramos regresar a la barriga de mamá, despreocuparnos de todo.

Pero… todo eso no funciona, y en verdad lo sabes. Mientras tanto, necesitas asumir que eres responsable de ti mismo, que solamente tú me puedes escuchar. Solamente tú puedes hacer que me vaya. En verdad me iré en cuanto vea que estás haciendo esos cambios en tu vida, cuando vea que estás en camino a tu evolución, que estás dispuesto a crecer y recuperarte a ti mismo.

Así que, si hoy estoy aquí, es porque me necesitas. Necesitas de mi para modificar tu manera de interpretar tu realidad, la cual déjame decirte que está bastante distorsionada. Necesitas deshacerte de creencias que no te ayudan, que sólo te limitan; necesitas perdonar todo ese enojo que guardas a tus seres queridos y recuperar tu libertad interior. Y sobre todo, necesitas de mí para hacer lo que te gusta de la vida, para ser tú mismo, perder el miedo al rechazo o abandono de los demás. Me necesitas para ponerle límites a las personas que te lastiman; para que te agarres de valor y aprendas a decir que “no”; para que dejes de mendigar amor con quien no te merece; para que dejes de depender de la existencia de tu pareja para ser feliz; para que de una vez por todas… ¡cuides tu cuerpo! ¿De qué otra manera le habrías puesto atención a tu cuerpo? probablemente de muchas, pero ésta está funcionando. Necesitas darle el alimento que necesita, dejar de criticar tu físico y agradecerle por lo que te da; haz que sude y que se mueva, ten tus hormonas al día, duerme las horas que necesitas. ¿Por qué te explotas? ¿Por qué te exiges tanto? No entiendo porque lo haces… si lo tienes todo, lo eres todo, tienes toda la capacidad que necesitas para crear tu propia realidad, pero te tratas como tu propio esclavo, eres demasiado severo contigo mismo… y estoy aquí para pedirte que simplemente dejes de hacerlo.

Así es que ya sabes… si realmente quieres que me vaya, toma el timón de tu vida, pregúntate qué has hecho que te ha sacado de tu equilibrio interior. Pregúntate realmente cómo quieres vivir y luchar por esa vida, que es tú vida, y solamente tú puedes decidir sobre ella. Si a los demás no les gusta, es porque los estás retando, tarde o temprano te seguirán, si no… ya tendrán otra oportunidad, dásela entonces.

El único control que puedes tomar es el tuyo propio, pero para recuperarlo, tendrás que aceptar que lo has perdido, dejar que yo me exprese. Si me reprimes y te distraes, no podré hablarte y vendré más fuerte con todos esos síntomas tan horribles que me inventé. Así es que la próxima vez que me sientas llegar, haz un alto, cierra los ojos… deja sentir todo lo que te estoy diciendo, apaga tu mente racional por un momento, déjate llevar y entiéndeme. Después, empieza el cambio en tu vida con acciones claras y específicas, en menos de que te des cuenta, me iré.

Espero no tener que llegar muchas más veces en tu vida, pero si lo hago… recuerda que no quiero lastimarte, quiero ayudarte a que recuperes tu propio camino de evolución, el camino que si lo tomas, te hará muy feliz.

Para terminar, ojalá que puedas verme como lo que soy: tú esencia. Soy tú mismo gritándote con desesperación que por favor me escuches. Así es que; hola, yo soy tú, desde el fondo de tu corazón, tocándolo desesperado para que me pongas atención, lo que sientes no es taquicardia, soy yo, tu esencia, que quiere salir de ahí y ser feliz.

Con cariño, Tu esencia disfrazada de ansiedad

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